ENCUENTRO MISIONERO DE JÓVENES 2023

Actualidad de la Misión

Algunas ideas tomadas de Fernando Zolli: “Essere missionari oggi” que pueden ayudarnos a comprender un poco más la actualización de la misión así como su actualidad en el siglo XXI en un mundo donde sólo el 33% de la población mundial conoce a Cristo. Las 2/3 partes de la humanidad siguen esperando que alguien les lleve el mensaje de la buena nueva del Evangelio.

Renovar el lenguaje
A menudo, en la comunicación y en el lenguaje de las misiones y los misioneros, para subrayar su identidad, se les define con cuatro características: ad gentes, ad vitam, ad extra, ad pauperes.
En la visión de la misión global esto pierde sentido, a no ser que se le de un significado más transcendente.
Ad gentes, debe ser la actitud de apertura, aceptación y hospitalidad hacia todos los hombres y las mujeres en todo el mundo.
Ad vitam, un compromiso para salvaguardar y promover los valores de la vida desde la concepción hasta la muerte.
Ad extra El anuncio adicional puede entenderse bien como un éxodo constante de sus valores, sus proyectos y planes, para caber en cualquier contexto y alcance de misionero trabajar, con énfasis en los pauperes (pobres), jóvenes y excluidos del sistema de mercado, nuevos pauperes de la globalización.
Muchas otras expresiones como 'misión' o la diferencia entre 'ellos' y 'nosotros', enviado y los destinatarios, empobrece el diálogo y el fructífero encuentro en la misión, porque en la visión del nuevo horizonte misionero todos son discípulos de Jesús.
Si el lenguaje de las conquistas coloniales puede convertirse en un obstáculo, la comunicación verbal y no verbal, audiovisual e impresa, pero sobre todo la cibernética y virtual se convierte en un reto para la misión en este nuevo horizonte paradigmático. Ya no podemos descuidar el uso sapiencial de estos nuevos medios para la evangelización, sin olvidar que es la relación personal y diferenciada la que acentúa la efectividad de la propuesta del Evangelio, para formar la conciencia del pueblo en los valores del Reino, y no ser meros repetidores, títeres y clones, sino actores y promotores de un futuro sostenible para toda la humanidad.
El paradigma feudal está obsoleto para la misión en el siglo XXI
En este nuevo horizonte se ha de considerar el modo de concebir y vivir el servicio de la autoridad y la administración.
El paradigma feudal, excesivamente jerárquico y piramidal, no es el más adecuado para afrontar los desafíos de la misión ya sea global o local. El Concilio Vaticano II había propuesto el modelo descentralizado y subsidiario, colegial y participativo, abriendo espacios y oportunidades para los laicos, la mujer y el pluralismo de ministerios. A la solicitud de participación y corresponsabilidad, la iglesia institucional responde a menudo con propuestas doctrinales, canónicas y disciplinares, importantes para que no se den abusos e iniciativas dictadas por la moda del momento, pero que no resuelven ni explican el malestar, el éxodo de creyentes, ni el silencio de los que permanecen en la iglesia, pero ya no la consideran como referencia alentadora. La misión debe hacerse cargo de este malestar y empujar a la comunidad de creyentes a asumir con valor la dimensión profética, junto con la cultual (sacerdotal) y diaconal (real).
Al mismo tiempo la reducción de los bienes inmuebles o su reutilización para la acogida y para el bien común, la transparencia en el uso y en la administración económica serán medios eficaces para no escandalizar a los pobres, a los no creyentes y a otras expresiones y tradiciones religiosas.